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domingo, 20 de marzo de 2011

Justo premio, justo castigo

Luisma adelantó al Real Unión y Gaztañaga marcó el gol del empate en el minuto 92
El derbi entre el Real Unión y el Sanse acabó en empate. Fue lo que merecieron los dos equipos. Los donostiarras merecieron sumar un punto que tenían perdido porque lo pelearon hasta el final, porque en ningún momento renunciaron a su forma de ser. Y los irundarras merecieron perder dos puntos por la racanería que mostraron durante toda la segunda parte.
El reparto deja las cosas como estaban en la tabla. Los unionistas siguen cuartos, con 51 puntos, y los realistas sextos, con 46 y con opciones de llegar al play off.
El derbi comenzó como si ninguno de los dos equipos lo quisiera ganar. Los errores se sucedieron, sobre todo en la zona de creación de ambos conjuntos, y ni el Real Unión ni el Sanse conseguían hacerse con el control de una pelota que rebotaba como si en un petaco se encontrara.
Era el filial donostiarra, fiel a su estilo de juego, el que más intentaba darle pausa al partido, pero la presión que ejercían los irundarras, similar a la que establecieron hace una semana contra Osasuna Promesas, daba al traste con cada intentona del Sanse.
Fueron diez primeros minutos tediosos. De esos en los que uno se pregunta si ha merecido la pena levantarse de la siesta para acudir al Stadium Gal. Entonces, Luisma dio la respuesta a todos los que habían empezado a dudar.
El jugador cántabro fue objeto de falta a veinticinco metros de la portería, en una posición centrada. Él mismo cogió el balón y dio comienzo a su ritual. Lo colocó con mimo sobre el césped, en la posición adecuada. Dio tres pasos hacia atrás. La afición unionista sabe de lo que es capaz y empezó a dar palmas.
Luisma tomó carrera y golpeó la pelota para que subiera por encima de la barrera y cayera con la fuerza suficiente como para entrar en la portería y batir a Toño. Gol de Luisma. Una vez más, gol a lo Cristiano Ronaldo.
La película había cambiado, pero del guión no se movió ninguna coma. Con el 1-0 en el marcador, el Sanse, más que nunca, tenía que llevar la iniciativa del choque. Al Real Unión le seguía valiendo con defender bien e intentar aprovechar alguna contra para matar el partido.
Cambio en el Sanse
Los donostiarras no conseguían meter la marcha de más que necesitaban para superar el entramado defensivo txuribeltz. Kodro tuvo que intervenir muy pronto y mandó calentar a Iñigo Martínez. Se lo pensó durante unos minutos, pero a diez del descanso realizó el primer cambio del partido.
Quitó del campo a Castañeda, que estaba jugando en el lateral izquierdo y que tenía molestias musculares, y puso sobre el verde a Martínez, que se colocó junto a Gaztañaga de central y mandó a la banda a Cadamuro.
El cambio del entrenador bosnio tampoco dio resultado. Los realistas no consiguieron tirar entre los tres palos en toda la primera parte y el partido se fue al descanso con el 1-0.
No lo estaba haciendo bien el conjunto donostiarra, pero los irundarras tampoco estaban mucho mejor. Todo el peligro del Real Unión había llegado a balón parado y el único disparo a puerta es el que servía para que la balanza se estuviera decantando del lado del bando local.
Sola, prudente
La táctica unionista tras el descanso fue más descarada todavía. Miguel Sola decidió que el Real Unión empezara a defender en su campo. Dándole toda la iniciativa al Sanse. Los donostiarras no eran capaces de crear peligro y el técnico unionista pensó que lo mejor para cerrar el partido, a falta de más de media hora, era jugar sin delantero y poner un hombre más en el centro del campo. Quitó a Iñaki Goikoetxea, el único punta sobre el terreno de juego, y colocó a Eneko Romo en la medular.
El choque se enredó más de lo que estaba, se llegó hasta a calentar. Muchas entradas a destiempo y muchos conatos de pelea entre unionistas y realistas. El partido estaba feo, feo de verdad además, pero lo ajustado del marcador y la tensión con la que estaban disputando los dos equipos el derbi permitieron que el choque, al menos, estuviera emocionante.
Los minutos seguían pasando sin que nada pasara, pero al final el Real Unión recibió un justo castigo. El castigo que se merecen todos los equipos que después de tener un partido bajo control, se dedican a defender un exiguo 1-0.
Los irundarras regalaron más de medio campo al Sanse y el filial no lo desaprovechó. Mientras el Real Unión jugaba sin delantero, Kodro mandó a Gaztañaga al ataque y fue el central realista el que consiguió el gol del empate en el minuto 92.
No hubo tiempo para más. Los de Miguel Sola no se merecían ni una última ocasión para marcar, que tampoco la tuvieron. Al final empate a uno, un resultado justo. Un punto más para el Sanse, que lo buscó y lo encontró, y dos menos para el Real Unión, por rácano.

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