Un torero, cuando está en medio de su faena, nunca puede descuidarse. No debe perderle la cara al toro, que se dice. ¿Por qué? Porque si te despistas ante un animal de 600 kilos el desenlace puede ser fatal. Y es que como se suele decir, hasta el rabo todo es toro. Y no sólo en el mundo de la tauromaquia, también pasa en diferentes ámbitos de la vida. Por ejemplo, en los partidos de fútbol.
Ante el Sanse el gol de los donostiarras llegó en el minuto 92, el Eibar empató el partido en el 46 de la primera parte y el Logroñés también le hizo un gol al Real Unión en la prolongación de la segunda mitad. Muchos puntos que han volado en los instantes finales, algo que se suele achacar, no sin razón, a la falta de concentración y contundencia.
Decir que el conjunto irundarra no funciona es de perogrullo. Lo complicado es encontrar las razones. Cervera no dio con la tecla y Sola tampoco lo está consiguiendo. De hecho, el técnico navarro ha sumado veintiún puntos desde que llegó a Irun y su predecesor había conseguido veintidós en el mismo periodo de tiempo. Algo está fallando...
Hay cosas que no se entienden, como ver hasta tres laterales fuera del equipo, cuatro si contamos a Yuri, que podría haber jugado, y que Quero, un extremo nato que lo está haciendo lo mejor que puede en defensa, ocupe el puesto de 2. Tampoco se entiende que Álamo o Goikoetxea no estén al menos en el banquillo por si el ataque necesita refresco.
Menos mal que hasta el rabo todo es toro y esto todavía no ha acabado. Queda mes y medio para reaccionar y soñar. ¿Será posible? No lo sé.
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