Al término del entrenamiento de ayer tuvimos un rato de charla con Gabarain. Está lesionado y no podrá jugar ante la Peña Sport, pero bromeó diciendo que su ausencia no iba a ser un problema, ya que con entrenador nuevo la victoria está asegurada. Eso es lo que se suele decir cuando hay un cambio en el banquillo de cualquier equipo. Cuando llega un nuevo entrenador, todos los jugadores quieren mostrar lo mejor de sí mismos para agradar al técnico, en este caso a Miguel Sola.
El entrenador navarro dirigió ayer su primera sesión y se pudo comprobar que los jugadores vuelven a estar enchufados. Y es que quizás, aunque soy de los que piensa que el entrenador nunca es el máximo responsable de lo que pasa en un equipo, el cambio era necesario.
Y no por la situación del equipo en la tabla, que aunque no era del todo buena, tampoco podemos decir que fuera mala, si no por el ambiente que se respiraba en Gal. La afición no estaba con el entrenador y, por consecuencia, tampoco estaba con el equipo. Cervera no se ha dejado querer y la gente no le ha querido. Incluso dentro de la plantilla había jugadores que no iban en su misma dirección que él, y así es imposible llegar a buen puerto. La llegada de Miguel Sola puede cambiar la dinámica del equipo, pero los que tienen que querer cambiarla son los jugadores
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